La alimentación es uno de los aspectos más importantes
en el desarrollo y el crecimiento. Aunque el crecimiento es un fenómeno
continuo, el ritmo o velocidad y los cambios cualitativos y madurativos son
diferentes en las distintas etapas de la vida. Desde el nacimiento pueden
separarse tres periodos con distintos patrones de crecimiento, y por tanto,
distintas necesidades nutricionales.
El primer año de vida
Durante el primer año de vida, el bebé multiplica por 3 su peso
inicial y su estatura en un 50 %. La lactancia materna, sigue aconsejándose como
la mejor forma de alimentar al bebé, ya que aporta todos los nutrientes
necesarios para su crecimiento y desarrollo y agentes antibacterianos y
antiinfecciosos para su sistema inmunológico.
En torno a los 6 meses, se empiezan a introducir los alimentos
sólidos de una forma gradual, comenzando con los cereales para continuar con
frutas, verduras y carne. Es importante asegurar el aporte de hierro por ejemplo
con cereales enriquecidos y carnes trituradas.
Se debe de intentar que los niños tengan una alimentación variada y que en su
dieta se incluyan todo tipo de alimentos
Etapa preescolar
En esta época de la vida es cuando se adquieren los hábitos
alimentarios que marcarán, posteriormente, el estado de salud. Se debe de
intentar que los niños tengan una alimentación variada y que en su dieta se
incluyan todo tipo de alimentos, para que se vayan acostumbrando a los
diferentes sabores y texturas.
Casi todos los niños hacia los 2 o 3 años atraviesan una fase de
menor apetito, debido a esta bajada de la necesidad de energía. No se debe
forzar a un niño a comer más de lo necesario, ya que le podemos causar una
actitud de rechazo a los alimentos.
Edad escolar.
A esta edad, al igual que la anterior, es fundamental comer con
regularidad, realizar 5 comidas diarias y no olvidar el desayuno. El aporte
energético-calórico del desayuno es de gran importancia, ya que permitirá lograr
un adecuado rendimiento tanto físico como intelectual, en las tareas escolares y
en el trabajo diario.
Es importante también consumir lácteos, y alternar una gran
variedad de alimentos, como la carne de diferentes especies, el pescado, 4 ó 5
huevos semanales, pasta y arroz, legumbres, verduras y hortalizas.
Se debe insistir para que los niños tomen fruta natural y
recuperen el consumo del pan, pues su aporte de hidratos de carbono contribuye
al equilibrio de la dieta.
Necesitan beber muchos líquidos, especialmente si hace mucho
calor o tienen gran actividad física, y moderar el consumo de dulces y
refrescos.
Adolescentes
En esta etapa las necesidades nutricionales se ven modificadas
debido al pico de crecimiento que se da en la pubertad, entre los 11 y los 15
años en el caso de las chicas y entre los 13 y los 16 en el de los chicos. Razón
por la cual debemos prestar especial atención a los aportes de hierro (carnes
magras, pescado, judías, verduras de color verde, frutos secos y cereales
enriquecidos) y calcio (leche, yogur y queso).
En cuanto al hierro se recomienda aumentar el consumo de carnes
magras, pescado, judías, las verduras de color verde, los frutos secos y los
cereales enriquecidos con hierro por tratarse de alimentos ricos en hierro.
Además del aporte de calcio adecuado, para fortalecer los huesos, es necesario
el aporte de vitamina D y fósforo y hacer ejercicio físico.
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